Líder mundial en tecnología fotográfica, la superpotencia asiática ha desarrollado rápidamente lo que llama «la red de cámaras de vigilancia más grande del mundo».

Los anteojos permiten a los agentes de policía tomar una fotografía de una persona sospechosa y luego compararla con imágenes almacenadas en una base de datos interna. Si hay una coincidencia, el oficial recibe información personal de la persona, incluyendo su nombre y dirección domiciliaria.

El sistema, que es particularmente útil para analizar multitudes en poco tiempo, puede llegar a ser utilizado para rastrear a delincuentes en espacios con bastantes ciudadanos.